Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Argentina tiene 36.260.130 habitantes, de los cuales 17.659.072 son hombres, y un 98 por ciento de esta segunda cifra se creen técnicos de fútbol. Desde la eliminación de Argentina del Mundial de Sudáfrica 2010 se han escuchado las opiniones más descabelladas generadas por el exitismo popular que siempre caracterizó al pueblo argentino.
Con el resultado puesto todo le mundo sabía que había que sacar un delantero, que no se podía jugar con tres mediocampistas, que Nicolás Otamendi no podía jugar de lateral por la derecha, que Lionel Messi necesitaba alguien con quien asociarse, que Carlos Tevéz es un atolondrado, que Gonzalo Higuaín sólo hace goles en partidos fáciles, que cómo van a dejar a Diego Milito en el banco de suplentes y así se pueden llenar páginas y páginas de barbaridades dichas post-partido.
Pero muy poca gente se animó a decirlas antes del encuentro, porque hasta ese entonces Messi era el mejor el mundo, Tevéz el jugador del pueblo, Higuaín el gran goleador, Milito el gran suplente y Otamendi era un “cuatro por naturaleza”.
Sin embargo hay que reconocer que todas las opiniones son validas y seguramente muchas tengan un grado de acierto muy alto, pero habría que tener cuidado de donde y cuando se manifiestan.
Además, Diego Armando Maradona, con sus defectos y virtudes, es la primera persona que quiere que al seleccionado argentino le vaya bien, y seguramente según su análisis y pensamiento el dibujo táctico que implementó era el mejor. El único reproche que se le puede hacer es que no pudo leer el partido para cambiar la historia. Pero de los errores se aprende y si esta eliminación sirve de aprendizaje bienvenida sea porque el próximo Mundial se juega en Brasil y si alguien aspira a realizar un segundo “Maracanazo” deberá poner en la cancha toda la experiencia (basada en el pasado), la historia, los mejores jugadores y toda la garra posible.
Con el resultado puesto todo le mundo sabía que había que sacar un delantero, que no se podía jugar con tres mediocampistas, que Nicolás Otamendi no podía jugar de lateral por la derecha, que Lionel Messi necesitaba alguien con quien asociarse, que Carlos Tevéz es un atolondrado, que Gonzalo Higuaín sólo hace goles en partidos fáciles, que cómo van a dejar a Diego Milito en el banco de suplentes y así se pueden llenar páginas y páginas de barbaridades dichas post-partido.
Pero muy poca gente se animó a decirlas antes del encuentro, porque hasta ese entonces Messi era el mejor el mundo, Tevéz el jugador del pueblo, Higuaín el gran goleador, Milito el gran suplente y Otamendi era un “cuatro por naturaleza”.
Sin embargo hay que reconocer que todas las opiniones son validas y seguramente muchas tengan un grado de acierto muy alto, pero habría que tener cuidado de donde y cuando se manifiestan.
Además, Diego Armando Maradona, con sus defectos y virtudes, es la primera persona que quiere que al seleccionado argentino le vaya bien, y seguramente según su análisis y pensamiento el dibujo táctico que implementó era el mejor. El único reproche que se le puede hacer es que no pudo leer el partido para cambiar la historia. Pero de los errores se aprende y si esta eliminación sirve de aprendizaje bienvenida sea porque el próximo Mundial se juega en Brasil y si alguien aspira a realizar un segundo “Maracanazo” deberá poner en la cancha toda la experiencia (basada en el pasado), la historia, los mejores jugadores y toda la garra posible.
Foto: Google
Por M.P.
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